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Duelo



Una palabra muy corta, pero con un significado profundo y doloroso. Es común ver en redes sociales, que las personas nos hablen del duelo que vivimos al terminar una relación sentimental; aquí en el blog, encontrarán varios post sobre ello, pero, ¿Y quién nos prepara para el duelo por la muerte de un ser querido? Nadie. 

Supongo que el duelo por la ausencia de alguien que amaste, sigue siendo un tabú. Y lo digo porque a mis treinta y un años, nunca nadie realmente me habló de como se vive el proceso de muerte y duelo. Y sí, la persona que muere, culmina un ciclo de vida, trasciende a un sitio mejor, y dentro de unos años o un tiempo volverá a este plano para cumplir con su próxima misión de vida (Esto según mis creencias propias) pero el dolor de su partida marca la vida de quienes le amaron en este ciclo.

A lo largo de estos años, me enteré de la muerte de personas cercanas a amigos, murió mi abuelo materno, perdí hermanas de mi abuela, asistí a los funerales de amigos de mi familia, vecinos, etc. Pero aunque algunas de esas muertes me causaron tristeza, algunas las lloré y aún me duelen, como la muerte de la hermana mayor de mi abuela; ninguna me rompió el corazón, no de la forma en que se rompió en mayo pasado. 

Por lo general, mayo siempre fue un mes bonito para mi, mes de celebrar a nuestras madres y ancestras, y el mes de mi segunda madre, mi abuela materna. Este año quería viajar por su cumpleaños el día 15 pero estábamos en paro nacional, nadie podía salir de Cali, así que finalizando el día compartimos un rato por videollamada, ella como siempre me saludó con ese entusiasmo tan particular que tenía al verme, le canté, nos reímos, extrañé no poder abrazarla y estar allí para celebrar sus ochenta y cuatro años. Ese día caí en cuenta que de un tiempo para acá, solía ponerle canciones que le gustaban mucho, ella las escuchaba y por momentos cantaba, así como lo hacía cuando estaba feliz. 

Creo que inconscientemente, algo dentro de mí me decía que nos quedaba poco tiempo, por eso cuando hablábamos intentaba escucharla y hacerla reír, que disfrutara con su música favorita. 

Sé que la muerte es un proceso natural, que todos nacemos y morimos, es el ciclo de la vida. Pero por más que seamos conscientes de ello, nunca vamos a estar preparados para dejar ir a quien amamos. 

La noche del 18 de mayo, soñé con la muerte de alguien que era como mi abuela, de hecho era una de las mejores amigas de mi abuelita y crecimos con ella y su familia. La mañana del 19 de mayo me enteré que doña Leonor estaba hospitalizada, estaba delicada y la dejarían allí hasta que estuviera mejor. El 21 de mayo estaba trabajando y mi madre me llamó, yo no contesté pero vi sus mensajes en WhatsApp. Doña Leonor había muerto y yo solo podía llorar, tenía una presión muy fuerte en mi pecho y su muerte me dolía como pocas veces algo me había dolido. Me dolió saber que se fue y no pude despedirme de ella, saber que cuando vaya de visita no la veré a través de la ventana o verla en la silla que solía estar sentada, y sobre todo me dolió saber que no podría ir a su funeral. 

Mi abuela fue hospitalizada la mañana del sábado 22 de mayo y el 23 viajé a Cartago para cuidarla y estar con ella, supongo que en el fondo era consciente que iba para decirle adiós.

Después de cruzar por varios bloqueos (seguíamos en paro), llegué a la clínica, ingresé directo a hospitalización y mi abuela como siempre me miró y me sonrió, me dijo que se sentía mejor y tomó mi mano. Desde ese día tu estuve con ella, día y noche. Le hablaba mucho, cuando el 24 me confirmaron que tenía Covid-19, sentí que se me caía el mundo encima, sabía que las UCI estaban llenas. No saben lo duro que era verla apagarse poco a poco, vivir con ella sus crisis. Ella no entendía lo que pasaba, no sabía por qué no podía respirar ni con la máscara de Re inhalación. No tienen una idea, de lo duro y frustrante que es ver agonizar a la persona que más amas y no poder hacer absolutamente nada para salvarla. 

Esa fue la semana más dura de mi vida. A mi corta edad he tenido que pasar por situaciones difíciles y dolorosas, pero esta ha sido por mucho, la peor de todas. Cuando comprendí que mi abuela no iba a sobrevivir, decidí dejarla ir. Seguí hablándole como siempre, solo que empecé a decirle que no se preocupara por nosotros, que estaríamos bien, que cuando ella se sintiera lista podía trascender. Mi abuela cerró sus ojos desde el 26 de mayo que tuvo su última crisis, ese día fue uno de los más difíciles, porque literalmente la vi apagarse al punto de no volver a ver su mirada nunca más, mi abuela se me apareció en un sueño la tarde del sábado 29, yo llevaba dos días sin dormir por estar pendiente de ella, en el sueño yo me veía acostada en la camilla que estaba al lado de ella, yo la veía pararse, le preguntaba a donde iba y ella me dijo: "Mija ya me voy, cuídese mucho" Y en ese momento desperté.

Agradezco a la vida y a las personas que me ayudaron para acompañar a mi abuela su última semana de vida. Porque le prometí que estaría con ella hasta su último aliento, que no iba a estar sola y lo cumplí hasta aquella mañana de domingo, 30 de mayo a las 7.35AM cuando su corazón emitió el último latido cuando tomé su mano y le dije abuela.

Cuando el alma de mi abuela, abandonó su cuerpo, sabía que ella se había ido en paz, ya no tenía asuntos pendientes en este plano. Ella tenía la certeza de que aunque ella ya no esté físicamente, siempre la vamos a amar y a recordar. Sé que llegará el momento en que su recordarla ya no duela, llegará el momento en que su recuerdo nos cause alegría y nostalgia, pero que seremos conscientes y daremos gracias por su vida y por coincidir en con ella.

Estos tres meses, he intentado no llorarla tanto, pero desde que volví a Cali, cuando estoy sola, mi mente a veces, rememora recuerdos. De la nada me veo haciendo cosas que hacía mi abuela, me sorprendo llenando de aire la bolsa de la salsa de tomate, moviendo la rodilla mientras estoy sentada, y así un par de cosas más. Me duele en el alma ver fotos de mi abuela, o fotos con ella. Es decir, siento bonito ver fotos juntas, pero me duele el saber que nunca más la volveré a ver y a abrazar, que nunca más le diré lo mucho que la amo; aunque esa última semana creo que se lo dije una y mil veces. 

Hoy hace tres meses mi corazón está de duelo, un duelo que marcó mi vida, siento que una parte de mi se fue con mi abuela, pasaron muchas cosas al tiempo y honestamente, ni yo misma sé de donde saque fuerzas para soportar todo al tiempo y ser el apoyo de mi madre. 

Desde mi corazón, desde mi experiencia lo que les puedo decir es que visiten a sus abuelos, a sus padres, a sus seres queridos. Brinden tiempo de calidad, no den por sentado, un te amo, un beso o un abrazo. Hoy ellos están aquí, mañana quizá no, incluso el hecho de estar jóvenes no nos garantiza muchos años de vida, por eso vivan del hoy, el ahora, amen y disfruten lo bonito de la vida.

Corren tiempos difíciles, más de lo que nos gustaría, así que si tú querido lector, has llegado hasta el final de este post, te agradezco por leerme, por compartir mis letras, por apoyarme. Y si tú perdiste a alguien, si al igual que yo, estás de duelo, no dejes que nadie te diga como sentirte, no dejes que nadie te diga que hacer, deja que tu corazón, tu mente y tu alma, sigan con el proceso natural y no te culpes si no sientes o haces lo que los demás esperan. 

Como siempre les digo, gracias por SER y ESTAR.

Con cariño,

Evelyn B.




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